Esta fiesta, organizada por el Partido Demócrata en España, aglutina a cientos de personas que siguen con gran entusiamo la investidura a través de dos grandes pantallas de televisión que conectan con la escalinata del Capitolio.

Como si estuvieran asistiendo a la ceremonia en Washington, estas personas animan y aplauden cada momento del acto por el que George W. Bush se despide de la Casa Blanca y da su relevo a Barack Obama, que se convertirá en el primer presidente negro de EEUU.

Los aplausos y los vítores se producen, sobre todo, cada vez que por las pantallas se enfoca a Obama o bien cuando el narrador menciona al nuevo presidente.

Pero el gran revuelo llegó a las 18.05, hora española, cuando Barack Obama, juró su cargo como el nuevo presidente de Estados Unidos.

Gesto similar, aunque con menor bullicio, se produjo minutos antes cuando le tocó el turno al vicepresidente John Biden.

Desde el momento en el que empezó el llamado Discurso de Inauguración todos callaban y el silencio sólo se rompía para aplaudir o vitorear las palabras del nuevo presidente.

Como si de una fiesta se tratara, el ambiente estaba relajado, jubiloso y había risas entre los asistentes. Incluso había bebidas; las copas costaban 7 euros y los refrescos a 5, aunque la entrada era gratis, así como los aperitivos.