La investigación de la Oficina Parlamentaria para la Evaluación de las Políticas de Salud del país vecino revela el elevado consumo de estos fármacos, que las mujeres utilizan el doble que los hombres, y los mayores con mayor frecuencia que los jóvenes.

La utilización de estos fármacos no ha hecho más que crecer en Francia desde 1980, año en el que las recetas de la Seguridad Social totalizaron 317 millones de euros,frente a 1.000 millones de euros en 2004, siendo los antidepresivos los que han registrado un mayor aumento de ventas, algo que los autores atribuyen al aislamiento social y las exigencias de la sociedad actual.

Por otro lado, subrayan que un 80% de ellos son recetados por médicos de familia que no respetan las recomendaciones de los laboratorios sobre el periodo máximo de administración.

Estos expertos añaden que menos de la tercera parte de las personas que sufren depresión reciben el tratamiento adecuado en Francia, mientras que la mitad de los que consumen antidepresivos, y más de dos tercios de las que utilizan ansiolíticos no tienen problemas psiquiátricos que justifiquen esas indicaciones.

Las consecuencias del exceso de consumo de antidepresivos y tranquilizantes no está bien documentada, pero según los estudios existentes, podrían perjudicar a la memoria a corto plazo y al rendimiento intelectual, e incrementar el riesgo de demencia entre los ancianos, el de suicidio entre los adolescentes y niños, y el de accidentes domésticos y de tráfico.

Para hacer frente a esta situación, los autores del informe recomiendan a los poderes públicos la mejora de la formación inicial y continua de los facultativos y de de la normativa que regula el uso de medicamentos, así como tratamientos más equilibrados que combinen su utilización con la asistencia psicológica.