En rueda de prensa, aseguró que no ha habido "marcha atrás" en la posición del PP, y que su discurso es "el que hemos mantenido siempre". "No somos el partido de la revolución", dijo, sino el que defiende "reformas", y tampoco es "hipocondríaco" sino que se caracteriza por la estabilidad.

Cuando algunos han "lanzado" ese debate, explicó, el PP ha dicho que está "dispuesto a hablar" siempre que el debate se aborde con las mismas reglas con las que se forjó la Constitución de 1978 y con las mismas pretensiones de consenso.

Ese "panorama de acuerdo" es el que el PP no ve ahora, ya que unos quieren esa reforma para "debilitar" la Constitución o para "volver al pasado" y otros incluso para "destruir España y la soberanía nacional".

Que en el futuro se pueda plantear una reforma "para actualizar" la Constitución y con el mismo nivel de acuerdo que en 1978 "no lo descartamos", pero "no vemos que haya ese clima".

Por el contrario, lo que percibe son pretensiones de algunos de "obligar" a los demás a aceptar una determinada reforma de la Constitución con una particular forma "de ver la vida" que no es mayoritaria en la sociedad.