En un comunicado, AI lo calificó como “preso de conciencia” y reclamó su liberación “inmediata y sin condiciones” tras un año en prisión provisional, un tiempo del que casi la mitad ha permanecido en aislamiento. Durante 9 meses se le ha privado de asistencia letrada y todavía hoy sigue sin poder recibir visitas de su familia.

“Mantener en prisión un solo día más a Rezaian supone una grave afrenta contra la justicia”, señaló AI, que considera que su detención solo obedece a un intento de Irán de atacar la libertad de prensa en el país.

Lamentablemente, las autoridades iraníes “tienen un largo historial de detenciones de periodistas independientes” y de ataques contra la prensa, pues Rezaian es solo el último de un gran número de reporteros encarcelados por realizar su trabajo de forma legal y pacífica.

El juicio contra este ciudadano iraní y estadounidense concluyó hace una semana, y según AI, no se presentó ninguna prueba que sustentase los cargos de los que le acusaban.

El periodista también ha denunciado que le impidieron desarrollar su estrategia de defensa, y que le obligaron a asumir una declaración escrita que no compartía.

Entre las pruebas en su contra, figuran artículos y trabajos para su periódico, que el Gobierno iraní considera espionaje y propaganda.