Durante su comparecencia en la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados, Linde expuso que en el conjunto del año el PIB crecerá “ligeramente” por encima del 3% y algo por debajo de esa cifra en 2016.

Además, destacó que la recuperación del PIB “ha venido de la mano de un comportamiento algo más expansivo del que podría preverse, según los patrones históricos, en el empleo”.

En este sentido, consideró que la mayor flexibilidad con que cuentan las empresas, tras la reforma laboral de 2012, “ha facilitado, sin duda, la creación de nuevos puestos de trabajo y, por tanto, la expansión de la actividad económica”.

De mantenerse la dinámica observada durante el último año y medio, el incremento del empleo podría situar la tasa de paro en el entorno del 20% en el cuarto trimestre de 2016, añadió.

Según el gobernador del Banco de España, las reformas impulsadas a nivel nacional y las medidas aprobadas en el ámbito europeo “han resultado esenciales para devolver la confianza y favorecer la progresiva absorción de los desequilibrios”.

Pese a ello, quiso dejar claro que “estamos lejos de haber superado todos los factores de vulnerabilidad”. “Las dudas sobre la continuidad en el esfuerzo de reequilibrio macroeconómico, fiscal y financiero podrían poner fin y llevar a retrocesos en el enderezamiento conseguido”, agregó.

De esta manera, defendió la necesidad de “perseverar” en las políticas que fortalecen la confianza en la economía española.

“Vivimos una situación bastante excepcional en la que, con un crecimiento del producto y del empleo por encima del 3%, la economía española mantiene sus ganancias de competitividad”, apuntó.

Linde afirmó que “esta combinación no garantiza, por sí misma, su continuidad, ni significa tampoco que España haya logrado superar suficientemente las consecuencias de la crisis iniciada en 2007, como muestran, entre otras, las cifras de desempleo y de endeudamiento frente al exterior”.

Por ello, consideró que la “continuidad” en las políticas de consolidación fiscal y en las políticas que han permitido ganancias de competitividad “serán fundamentales para controlar nuestros costes de financiación, la evolución de nuestra balanza de pagos y la capacidad de la economía para generar empleo”.