Los hechos probados contenidos en la sentencia indican que el procesado mantuvo una relación sentimental de pareja desde el 23 de febrero al mes de junio de 2013 con la menor, nacida en enero del año 2000. Durante todo ese tiempo Kevin Junior C., "con evidente desprecio hacia la dignidad de la joven" y aun después de dar por terminada la relación, la sometió a continuas agresiones, imponiéndola una constante situación de dominación, acoso y abuso.

Los frecuentes episodios de vejación y violencia se iniciaban en numerosas ocasiones cuando el procesado esperaba a la menor a la salida del instituto de San Sebastián de los Reyes en el que estudiaba. A partir de ese momento, la hostigaba, ejerciendo sobre ella una dominación extrema.

De entre los capítulos más hirientes la sentencia destaca el ocurrido el 4 de octubre de 2013. El procesado esperó escondido, como solía hacer, a la salida del centro educativo a la menor. Cuando la chica salió, la abordó por sorpresa y la arrebató el teléfono móvil, la mochila y las llaves de su casa.

Acto seguido se dirigieron al domicilio de ella en Alcobendas y cuando se encontraban en el interior solos, le exigió a la niña que le contara todo lo que hacía durante el día, con quién hablaba y con quién iba. Cuando el hombre comprobó que Ioana M. había mantenido contacto con un chico, se enfureció y le agredió, propinándole patadas y puñetazos.

No ha quedado acreditado, sin embargo, que, tal y como sostenía la Fiscalía en su informe de calificación provisional, en ese episodio concreto, mientras ella lloraba y trataba de zafarse de él, el procesado la penetrara vaginalmente contra su voluntad.