Alcaraz, en una entrevista en Servimedia, señaló que esta norma es una “colección de herramientas” a disposición de la ciudadanía “para que, los que lo deseen tengan acceso a toda la información posible”.

Recordó que el anterior Parlamento aprobó esta ley (24 de marzo) “sin tener en cuenta” los mecanismos informáticos ni la habilitación económica y, por tanto, “sin tiempo ni voluntad para desarrollarla”.

Por ello, indicó que van a “aprovechar al máximo la ley vigente” y desarrollar primero la cuestión informática con los instrumentos actuales, “sin menoscabo de pensar que al final de la legislatura, enviemos al Parlamento una nueva ley después de poner en práctica una serie de cuestiones que queremos”.

Alcaraz reconoció que están “contentos y orgullosos” de ser la primera Consejería de Transparencia, así como de no ser la “única”, ya que días después, Baleares creó la Consejería de Participación, Transparencia y Cultura.

CORTAFUEGOS

El consejero, que forma parte del nuevo Ejecutivo de coalición entre PSPV y Compromís, defendió que la competencia de su Consejería de nueva creación supone un “cortafuegos” para la corrupción, precisamente en una región que necesita recuperar su autoestima por haber estado golpeada en los últimos años por casos de corrupción que, dijo, han manchado su nombre.

“Hacen falta medidas de cambio rotundas” y lo principal es actuar con ética” y que el ciudadano sea “respetado y situado en el centro de la reflexión” de las medidas políticas.

Para ello “se van a tomar una serie de medidas” para que, en primer lugar, trate de actuar como “cortafuego para posibles episodios de corrupción”.

Mi papel no es el de “cazador de mafiosos, sino el de aquel que establece cortafuegos, medios para que a esta tremenda avalancha de casos de corrupción, le cueste mucho más producirse o que no se vuelvan a producirse nunca más”, afirmó Alcaraz.

Además, el consejero de Transparencia indicó que los fenómenos de corrupción son “complejos” y tienen “mucho que ver” con el ciclo económico, pero tienen también “mucho que ver con la forma de hacer política. Porque una política en clave utilitaria, en la que está ausente el diálogo es más proclive a la corrupción".