Este sondeo detecta una ligero descenso en los sentimientos racistas en la población española, en comparación con los realizados en los dos últimos años, debido al rechazo que tales comportamientos han provocado en los medios de comunicación y las fuerzas políticas y sociales.

Sólo un 5 por ciento de las personas encuestadas se consideran racistas y el 60 po ciento de los entrevitados manifiestan un grado de xenofobia muy bajo.

La mitad de los españoles continua pensando que la inmigración provoca un incremento en el paro, aunque ya no es mayoritaria la opinión sobre la incidencia negativa en la delincuencia.

Las relaciones sociales de los españoles con los inmigrantes son escasas, ya que menos de un 30 por ciento confiesa haber mantenido alguna vez una conversación con alguno de ellos y sólo un 20 por ciento afirma tener relaciones de parentesco o mistad.

La situación más frecuente en la que los españoles se encuentran con los inmigrantes está relacionada con la venta ambulante (un 34 por ciento) y en menor medida con la mendicidad o la absoluta inactividad.

Como en años anteriores, la encuesta demuestra que el grupo social que provoca más rechazo son los gitanos, por delante de sudamericanos, asiáticos y europeos del Este.