En su discurso de investidura, Armengol (PSIB-PSOE) interpretó que las elecciones del 24 de mayo dieron “un giro a la izquierda muy claro”, aunque con “la mayor pluralidad que se ha visto nunca” en la comunidad, y afirmó que le guiarán el diálogo y el consenso.

Al primer colectivo al que se dirigió fue a la comunidad educativa, que se ha enfrentado repetidamente al Gobierno de Bauzá con el apoyo de las hasta ahora fuerzas de la oposición, y se propuso caminar “de la mano” con ella. “Estoy con vosotros, para devolver a la educación el papel que le corresponde”, proclamó.

En este sentido, confirmó lo ya acordado con Mès y Podemos, las dos fuerzas que la apoyarán en la investidura: que dejará sin efecto el TIL, que hacía trilingüe el sistema educativo en presunto detrimento del catalán, y que derogará la ley de símbolos, que impedía instalar cualquiera que no sea oficial, por ejemplo la senyera, en edificios públicos. Abogó también por una “normalización” y defensa de la lengua catalana.

La líder socialista se propuso caminar hacia una nueva Ítaca, en curiosa coincidencia con el enfoque del presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, y se declaró “partidaria firme” de una España federal y de aplicar también un federalismo interior, dando mayor papel a los consejos insulares.

En otro orden de cosas, Armengol se marcó como objetivo dejar unas islas más sostenibles de las que heredó, consideró “una obligación” implantar un impuesto turístico y una fiscalidad donde “pague más quien más gane”, se negó a volver a la desigualdad social del siglo XIX que se está introduciendo con la crisis y anunció que implantará una renta básica progresiva.

Finalmente, dijo que creará un Consell Audiovisual en Baleares y aprobará una ley de consultas y expresó que la comunidad necesita un nuevo régimen especial producto de su carácter insular.