Según este trabajo, las políticas europeas en materia de medio ambiente y clima han generado “beneficios sustanciales”, pues “se ha mejorado la calidad de vida y del medio ambiente y, al mismo tiempo, han aportado innovación, creación de empleo y crecimiento”.

Sin embargo, la AEMA alerta de que “Europa todavía se enfrenta a continuos y crecientes desafíos medioambientales” y asegura que, “para abordarlos, serán necesarios cambios fundamentales en los sistemas de producción y consumo”.

Según el director ejecutivo de la AEMA, el informe SOER 2015 muestra que en Europa se disfruta hoy de un aire y un agua más limpios, que no se depositan tantos residuos en vertederos y se reciclan más recursos, pero algunos indicadores revelan que la biodiversidad sigue deteriorándose.

Así, el 60% de las especies protegidas y el 77% de los hábitats evaluados registraron estados de conservación desfavorables, la agricultura ecológica representaba en 2012 aún menos del 6% del total de la superficie agrícola europea y el 91% de los recursos pesqueros del Mediterráneo estaban sobreexplotados en 2014.

HACIA UN CONSUMO COLABORATIVO

Para abordar los desafíos a los que se enfrenta Europa, Bruyninckx apuntó que serán indispensables “políticas más ambiciosas”, junto con “un mayor conocimiento e inversiones más inteligentes” con el fin esencial de transformar sistemas clave como la alimentación, la energía, la vivienda, el transporte, la economía, la salud y la educación.

“Necesitamos innovar, pensar con coherencia y aplicar cambios hacia una economía social en la que se compartan las cosas: hoy, por ejemplo, todos tenemos un taladro, pero nadie taladra más de 10 agujeros al año. Podríamos tener una ‘biblioteca’ de herramientas de calidad compartidas y tener un taladro para todo el barrio”, señaló Bruyninckx.

En cuanto a España, afirmó que nuestro país “ha progresado mucho” en el ámbito de las energías renovables y del aprovechamiento de los recursos, pero denunció que los niveles de contaminantes en nuestros ríos “sigue siendo muy alto”.

“No podemos seguir con la trayectoria actual de emisión de gases de efecto invernadero, y éste es el reto de la cumbre de París de diciembre. Hemos de preferir actuar con incertidumbre que mantenernos en una certidumbre que no nos llevará a buen puerto”, concluyó el director de la AEMA.