Ocaña, que se dirigió a los representantes de los 27 Parlamentos comunitarios, insistió en que la crisis económica ha enseñado a los dirigentes políticos que "la falta de transparencia tiene consecuencias para el sistema".

Además, las dificultades financieras y la pérdidas de empleo durante la crisis ha favorecido la implatación de un estado de opinión favorable a la lucha contra el fraude que "nos presenta una oportunidad histórica de dar un salto en la lucha contra los paraisos fiscales".

En respuesta al representante polaco, Ocaña reconoció la existencia de "egoismos nacionales" a la hora de enfocar las soluciones a la crisis aunque, según dijo, "la respuesta está siendo global" y, hasta el momento, "hemos tenido éxito al aplicar medidas de respuesta coordinada" que no se daban en Europa en "los últimos 50 años".

A su juicio, los organismos internacionales están "funcionado bien" y respondiendo "de forma razonable" a la situación económica y elogió los acuerdos alcanzados tanto por la UE como por el G-20 "sin caer en autocomplacencia".

En cuando a la mejora de la competitividad de la economía europea, abogó por "mantener las políticas de cohesión" y por "ser más flexibles y más listos" a la hora de aplicar esas políticas a áreas productivas novedosas y de "mayor valor añadido, como la nuevas tecnologías, la investigación o la energía".