En un informe de 60 páginas titulado "Sin Estado otra vez: jordanos de origen palestino privados de nacionalidad", HRW detalla la forma arbitraria y sin fundamento legal en que Jordania priva de la nacionalidad a sus ciudadanos originarios de Cisjordania, con lo que les niega derechos básicos como la atención sanitaria, la búsqueda de empleo, viajar o enviar a los hijos a escuelas y universidades públicas.

Según esta organización, Jordania justifica esta práctica para hacer frente a cualquier plan futuro de Israel de transferir la población palestina de Cisjordania a Jordania.

Jordania ocupó Cisjordania en 1949, tras la primera guerra árabe-israelí, y al año siguiente concedió la nacionalidad jordana a todos los residentes.

Sin embargo, en 1988 el rey Hussein de Jordania rompió los lazos legales y administrativos de este país con Cisjordania, con lo que rechazó a las reclamaciones de soberanía y de no retirar la nacionalidad jordana a todos los palestinos que residían en Cisjordania en ese momento.

No obstante, los jordanos de origen cisjordano que no vivían en 1988 en ese territorio palestino no se vieron afectados por esta medida y mantuvieron su nacionalidad jordana.

A pesar de todo, Jordania ha retirado arbitrariamente de la nacionalidad jordana a miles de palestinos de origen cisjordano, con especial mención para los 250.000 jordanos nacidos en Cisjordania expulsados de Kuwait en 1991 y que regresaron al país reinado actualmente por Abdalá II.

Según HRW, las autoridades jornadas retira la nacionalidad a estas personas por no poseer un permiso de residencia en Cisjordania expedido por Israel, aunque estos permisos son difíciles, si no imposibles, de obtener por la política restrictiva de Israel de conceder derechos a los palestinos residentes en Cisjordania.