Visto para sentencia el juicio contra el espía acusado de vender secretos a Rusia
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La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Madrid dejó hoy visto para sentencia el juicio contra el ex agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Roberto Flórez, acusado de haber vendido documentos secretos a los servicios de inteligencia rusos.
En la última sesión del juicio, celebrada esta mañana, la Fiscalía y la Abogacía del Estado solicitaron 12 años de prisión para Flórez, al que acusan de un delito de traición a la patria. De forma subsidiaria, la Abogacía ofreció la posibilidad de que el presunto "topo" sea condenado a cinco años de prisión por un delito de revelación y descubrimiento de secretos e informaciones relativos a la defensa nacional.
En su declaración ante el tribunal, que tuvo lugar el pasado 24 de enero, el acusado negó haber vendido secretos a los servicios de inteligencia de Rusia y aseguró que los documentos clasificados que se encontraron en su casa eran parte de un trabajo sobre las deficiencias dentro del CNI.
Flórez aseguró que el citado monográfico, de entre 700 y 800 folios, le fue encargado por sus superiores del CNI y añadió que siempre cumplió las órdenes que recibía de sus jefes de la inteligencia española.
En los registros efectuados el 23 de julio de 2007 en las viviendas que el acusado tenía en la localidad del Puerto de la Cruz, en la isla de Tenerife, se encontró una multitud de documentos del CNI clasificados como secretos.
Estos documentos contenían informaciones sobre las actividades del CNI, sus objetivos, sus fuentes de información, sus medios y procedimientos de actuación, así como una profusión de claves internas.
Algunos de los documentos requisados tenían nombres tan sugerentes como "División de Contrainteligencia", "listado personal por orden alfabético", "organigrama completo del CNI" o "agentes dobles en la delegación de Rusia".
"SIMPATÍA POR EL PUEBLO RUSO"
Flórez aseguró además en su declaración en el juicio que las cartas en las que supuestamente ofrecía sus servicios al espionaje ruso nunca fueron enviadas porque en realidad eran una especie de "caso práctico" con el que quería ilustrar su monográfico.
El acusado se refería a las dos misivas que se encontraron en su casa y que estaban dirigidas a un tal señor Melnikov, una persona que contaba con pasaporte diplomático y que estuvo acreditada como consejero en la Embajada de Rusia en Madrid entre agosto 2000 y octubre de 2003.
En la primera, fechada en diciembre de 2001, Flórez se presenta como una agente del CNI y comunica su "disposición a colaborar" con los servicios secretos rusos. La misiva destaca "la simpatía y admiración" que el acusado siente "por el pueblo ruso" y explica que su decisión de ponerse al servicio de la inteligencia de Rusia se debe a sus "creencias y valores ideológicos" -dice ser "una persona de izquierdas"- así como por su "posición personal contra la política exterior de Estados Unidos".
Flórez ofreció a los servicios secretos rusos identificación actualizada sobre "quién es quién" en el CNI, unos datos que incluían nombres y apellidos de los agentes, perfiles psicológicos y profesionales, seudónimos, titulaciones obtenidas, empleos y destinos. El agente solicitaba el pago 200.000 dólares para materializar un primer envío de información.
En la segunda carta, escrita un año más tarde, el acusado ofrecía al señor Melnikov una actualización de los citados datos e indicaba la posibilidad de acceder a puestos de responsabilidad dentro del CNI "en ámbitos que pudieran ser del interés de su servicio". Flórez acababa diciendo: "Si aceptan la propuesta del encuentro personal deberán entregarme la contraprestación económica que les he solicitado de buena voluntad".
MISIONES ABORTADAS
Las sospechas sobre la existencia de un "topo" en el interior del departamento de inteligencia españoles surgieron después de que los servicios secretos rusos desbarataran hasta tres operaciones del CNI en el país, acciones que estaban destinadas a ampliar la red de informadores locales.
A raíz de estas operaciones frustradas, el CNI inició a lo largo del año 2005 una investigación interna, unas pesquisas que desembocaron en la identificación de Flórez como la persona que supuestamente había sustraído la información secreta para, posteriormente, vendérsela a los servicios secretos rusos.
(SERVIMEDIA)
01 Feb 2010
DCD/lmb