Unicef solicita a los trabajadores de la salud de todo el mundo que se movilicen contra la ablación

MADRID
SERVIMEDIA

Unicef hizo este viernes un llamamiento a los trabajadores de la salud de todo el mundo para que se movilicen contra la mutilación genital femenina (MFG), “una práctica peligrosa y profundamente nociva”.

Unicef realizó esta petición en el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina (MGF), en una declaración conjunta con el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), la Confederación Internacional de Parteras y la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia.

La organización recuerda que el apoyo de los trabajadores de la salud en el esfuerzo mundial por poner fin a la MGF es fundamental, porque tienen conocimiento directo de la dinámica social de las comunidades donde prestan sus servicios y de las normas sociales que perpetúan la mutilación genital, y pueden acelerar el rápido descenso del apoyo a la práctica.

Asimismo, expone que los trabajadores de la salud están en muy buena posición para liderar el esfuerzo por resistir una perturbadora tendencia que ha surgido en muchos países: la medicalización de la MGF. Alrededor de una de cada cinco niñas ha sido mutilada por un profesional de la salud cualificado y, en algunos países, puede tratarse de hasta tres de cada cuatro niñas.

Además, destaca que los trabajadores de la salud tienen una comprensión profunda de las consecuencias nocivas de esta práctica y ven las complicaciones urinarias, menstruales y obstétricas -incluidas hemorragias, infecciones y muertes - que provoca. “Son testigos además del daño emocional que acarrea la MGF, trauma que suele durar toda la vida”, añade.

Unicef señala que la mutilación genital femenina viola los derechos humanos y afecta a la salud y al bienestar de unos tres millones de niñas todos los años. En este sentido, destaca que más de 130 millones de niñas y mujeres de 29 países de África y el Oriente Medio, en los que la práctica se concentra en la actualidad, han experimentado alguna forma de MGF, y los efectos sobre sus vidas son enormes.

MAYOR COMPROMISO

La organización internacional subraya que, en todo el mundo, aumenta el compromiso de las comunidades y los gobiernos para eliminar la MGF, “pero no basta”.

Unicef y el resto de organizaciones firmantes insisten en que los profesionales de la salud, en especial los trabajadores de primera línea, pueden hallarse sometidos con frecuencia a una presión considerable para practicar la MGF. “Pero si se les presta apoyo para resistir esa presión pueden pasar a formar parte de la solución”, señalan.

“Las normas sociales, en especial en comunidades estrechamente unidas, pueden ejercer un poder tremendo sobre la vida de las personas. Pero las normas sociales pueden cambiar también cuando las personas ejercen su poder; cuando los trabajadores de la salud, los dirigentes, los expertos y, principalmente, las niñas y las familias, alzan su voz y toman medidas”, concluyen.

(SERVIMEDIA)
06 Feb 2015
BCR/caa