En un comunicado, la organización considera que el proceso para la elaboración de la ley ha sido “plenamente participativo”, “con la participación de una amplia representación de actores de la sociedad civil”, que ha tenido como resultado una ley “fruto del consenso que goza de una amplia legitimidad social e institucional”.

Por otro lado, MPDL asegura que el propio contenido de la ley viene a definir, estructurar, ordenar y regular toda una serie de ámbitos del voluntariado hasta ahora inexistentes en la legislación vigente.

Entre las cuestiones más relevantes del nuevo texto, la organización destaca que se ofrece un espacio “abierto y flexible” en la concepción de un voluntariado de acción y de transformación social, “que diferencia entre voluntariado y acciones de buena vecindad”.

Asimismo, añade que se actualiza la anterior reglamentación de 1996, recogiendo normativas y tratados europeos para, “partiendo de la realidad actual de las entidades de voluntariado, abrir el paso a la evolución que el fenómeno del voluntariado pueda tener en los próximos años”.

Por tanto, señala que esta nueva ley representa “un importante paso en la buena dirección”. Sin embargo, ha de ser “reforzado” para incluir en el desarrollo reglamentario de la ley cuestiones de especial relevancia no tratadas en ella, como pueden ser "el voluntariado internacional, el rol del sector empresarial en el voluntariado o la educación y formación en este ámbito".