En todo caso, advierte de que de no conseguirse ganancias de eficiencia equivalentes por el lado del gasto o reformas adicionales que aumenten el crecimiento y las bases del impuesto, los cambios en el IRPF podrían “generar incertidumbre” sobre las medidas adicionales que tendrán que implementarse durante los próximos años para reducir el elevado nivel de endeudamiento público.

En un informe en el que analiza el impacto de la reforma del IRPF, que entrará en vigor el 1 de enero, el banco apunta que “aunque existe amplio margen para su futura mejora”, la propuesta aprobada “logra avances en materia de una mayor transparencia y eficiencia en el diseño del impuesto”.

Así, indica que la reforma podría reducir el tipo medio efectivo del IRPF en más de dos puntos porcentuales entre 2015 y 2016 y que el impuesto se volverá más progresivo respecto a lo que se observaba en 2011, aunque “algo menos” respecto a 2014.

Según la entidad, a corto plazo la reducción del IRPF “impulsará el crecimiento”, aunque “existen medidas alternativas que habrían tenido un impacto mayor, tanto a corto como a largo plazo, sobre todo en términos de empleo”.

Para BBVA Research, la mayor parte del impulso fiscal trasladará crecimiento futuro al presente, si bien la menor fiscalidad del ahorro permitirá mejorar la eficiencia del impuesto y que la reforma tenga también efectos positivos a medio y largo plazo.