Así lo afirmó Goirigolzarri en unas jornadas organizadas por la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), donde reconoció que este objetivo “aunque es ambicioso, creemos que es realista”.

Para ello, uno de los retos, que Goirigolzarri trasladó al sector financiero europeo en su conjunto, es “recuperar la confianza de la sociedad”, algo que calificó como “clave” a medio y largo plazo.

A este respecto, tras admitir que en Bankia “tuvimos un daño muy grande en nuestra imagen”, aseguró que en todo momento estuvo “tranquilo porque todos los análisis reflejaban que los clientes pensaban que la gente que trabajaba en Bankia era profesional”.

En esa línea, explicó que una valoración externa situaba a Bankia como el peor banco en diciembre de 2012 con una nota del 3,49 y que esa misma lo situaba en la media del sector en verano de 2014 con un 5,48.

Para Goirigolzarri, una vez cerrada “la etapa de salvación”, ahora hay que “hablar del futuro y eso es hablar del crecimiento porque solo el crecimiento estable hará que Bankia tenga más valor y podamos devolver las ayudas”.

En cuanto a lo hecho hasta ahora, reconoció que el banco ha podido superar el “abismo” gracias a “los contribuyentes españoles pero también a partir de la generación de 5.500 millones de capital de forma orgánica”.

Además, recordó que la entidad ha desinvertido en 240 sociedades obteniendo 5.900 millones de liquidez, ha reducido en 40.000 millones su apelación al BCE o su tasa de mora un 25% desde el pico máximo alcanzado.

También señaló que Bankia ha reducido su plantilla de unos 3.000 a 2.000 empleados y que ha tenido que cerrar 5.000 oficinas, algo que para Goirigolzarri “fue muy duro”.

Por todo ello, concluyó que “tengo clarísimo que todavía tenemos mucho que avanzar pero estoy convencido de que lo más duro, sobre todo la reestructuración, ha quedado atrás”.