Es el segundo libro que publica tras su jubilación este meteorólogo con 38 años de experiencia. Rivera confesó a Servimedia que siente una especial predilección por la meteorología popular y sus refranes y admitió que los tiene presentes en su vida diaria. “Me gusta ver si los santos de hielo llegan puntuales a su cita o si la Candelaria plora o no plora. No he sido climatólogo, pero he seguido y sigo muy de cerca los estudios climatológicos porque quiero conocer la historia que subyace tras las lluvias y los vientos de cada día”, señala.

De esta pasión oculta surgió su nueva publicación en la que trata, de una manera muy personal, la predicción meteorológica que combina con la climatología, la meteorología popular o las proyecciones del calentamiento global.

Según el meteorólogo, “en este libro decidí contar cómo he aprendido y cómo veo la meteorología en España y tras mis años de profesión he descubierto que España tiene un clima muy variopinto, variado y que además plantea muchos retos a los predictores porque es muy complejo, ya que es una zona de contacto entre las circulaciones del chorro polar y el subtropical y eso da lugar a que se generen fenómenos bastante intensos y violentos”.

Al final de cada capítulo, el autor se permite hacer “piruetas”, como él mismo califica, y reflexiona sobre la evolución del cambio climático y cómo afectará a España. “No soy experto en los cambios que el calentamiento global va a producir o está produciendo ya, pero quiero saber cómo se comportará la atmósfera dentro de decenios y cómo influirá en nuestra tierra y nuestra gente”, explicó.

Además, describe las técnicas modernas de predicción y cómo hay que aceptar la predicciones probabilísticas y recuerda que el meteorólogo no es “el hechicero de la tribu”, sino que es una persona que trata de difundir la mejor información que tiene y que la da, desde el punto de vista científico, pero que la sociedad debe aceptar que ninguna predicción es categórica y que siempre tiene un nivel de probabilidad.

Por otra parte, el libro recomienda la predicción probabilística como método para averiguar el tiempo que va a hacer, ya que se puede predecir hasta con diez días de antelación. Por eso el autor cree que “es lo mejor que la ciencia puede dar pero hay miedo y desconfianza, ya que se piensa que se utiliza porque el meteorólogo se quiere cubrir las espaldas por no estar seguro de sus predicciones”, declaró.

Sin embargo el autor recomienda que “es necesario incorporar en los mapas del tiempo un baremo de colores, de mayor a menor intensidad, dependiendo de lo probable que sea aquello que se está diciendo, de esa manera se trasladaría la información meteorológica de forma que la población pueda entenderla”.