“Sí me he sentido coaccionada”, porque “el rechazo de la población ha sido brutal” y se ha visto tanto en vecinos como en amigos o en colegios, confesó María Esther en la rueda de prensa ofrecida por el equipo médico que ha estado al cuidado de Romero durante los 30 días que ha permanecido ingresada en el Carlos III, para informar de que este miércoles recibirá el alta.

La enfermera aprovechó esta comparecencia para pedir a los encargados de elaborar los protocolos médicos que cuenten con su sector, muy importante en el cuidado de enfermos de ébola.

En su trabajo con Teresa Romero, María Esther manifestó haberse sentido “segura” y confesó sus dos claves para conseguirlo: “Con el traje me relajaba y controlaba el miedo”, declaró.

Pero esta sanitaria reconoció que, como los enfermeros, son necesarios todos los profesionales que colaboran en la atención de los pacientes de ébola y tuvo un especial recuerdo y agradecimiento para los técnicos de enfermería, celadores y limpiadores, entre otros.

Subrayó también esta profesional sanitario que su experiencia con Teresa Romero le ha permitido aprender “muchísimo” y ha sido, por tanto, “muy enriquecedora”.

María Esther afirmó que lo tiene muy claro: es enfermera y no se mete en cuestiones políticas, seguirá haciendo su trabajo lo mejor que pueda y se enfrentará a sus vecinos “con naturalidad”. Se siente, sobre todo, “orgullosa” de haber podido salvar a una persona del virus del ébola y, más aún, de que esta paciente sea “una compañera”.