Así lo señala un estudio, publicado en OCU-Salud, para el que se recogió durante el pasado mes de mayo agua en 14 fuentes naturales de diferentes provincias, no conectadas con la red pública, y que son “muy frecuentadas” y “mucha gente se lleva botellas a casa”, según indicó la OCU en una nota.

El laboratorio reveló que el agua en 8 de las 14 fuentes analizadas tiene problemas que desaconsejan beberla, sobre todo, contaminación con microorganismos que pueden causar enfermedades. En el Pilón del Portazgo de Águilas se detecó “salmonella y pseudomonas aeruginosa”, mientras que en el Caño de Los Pozuelos de Piedrabuena y en la fuente de la Zarza de Arándiga había una contaminación “muy alta” por bacterias fecales, probablemente por filtraciones de desechos del ganado. “En los tres casos, como el riesgo para la salud era alto, OCU alertó a los ayuntamientos, sin que haya habido respuesta”, apuntó la organización.

De esta forma, la OCU recomendó a los usuarios no fiarse de este tipo de fuentes ya que “las bacterias y restos fecales campan por sus respetos en dos de cada tres aguas tomadas en fuentes naturales de España”.

Asimismo, reclamó una norma que obligue a un “control permanente” de las fuentes ya que “no se puede tolerar que la mayoría de las fuentes investigadas resultaran no aptas para el consumo y algunas resulten hasta peligrosas para la salud”.

“La solución no es clausurarlas para quitarse de encima el problema, ya que tienen una utilidad pública”, sino que “se trata de controlarlas y de informar de los resultados con unos carteles que sean claros y los mismos en todas partes”, añadió.

AGUA NO REGULADA

En este sentido, la OCU explicó que el agua de fuentes no está regulada por el real decreto sobre calidad del agua de abastecimiento “ni por ningún otro”, por lo que “ante este vacío legal, unas comunidades autónomas se limitan a advertir, por ejemplo, Canarias pide a los ayuntamientos que coloquen en todas las fuentes el rótulo Agua no controlada sanitariamente y nada más”.

En Andalucía, añade la OCU, cuando se “perciba” un riesgo para la población, se insta a los ayuntamientos a tomar medidas “sin concretar cuáles”, mientras que Extremadura recomienda a los ayuntamientos que tomen una muestra al año de las fuentes de su municipio, aunque “no es obligatorio ni se investigan los pesticidas o los residuos industriales”. Valencia establece que hay que hacer un control analítico, físico químico y bacteriológico, pero “sin detallar frecuencia ni qué hacer con los resultados”.

Sin embargo, Castilla y León “sí se lo ha tomado en serio y tiene un programa de control”, por el que ha fijado los parámetros y lo que pondrá el cartel según los resultados así como los datos de la instalación, valoró la OCU. Otros ayuntamientos, como el de Vigo, tienen una página web con la ubicación de las fuentes y la evaluación.