Desciende el hambre en el mundo, pero 805 millones de personas sufren subalimentación crónica

- Asia es el continente del hambre

MADRID
SERVIMEDIA

El informe 'El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo' realizado por la ONU y publicado este martes, confirma que más de 100 millones de personas en la última década ya no sufren hambre, pero alerta de que 805 millones padecen todavía subalimentación crónica.

La tendencia general en la reducción del hambre en los países en desarrollo significa que el Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas subalimentadas para 2015 puede alcanzarse “si se intensifican los esfuerzos apropiados de forma inmediata”, dice el informe. Hasta la fecha, 63 países en desarrollo han alcanzado la meta de los ODM, y seis más están en camino de conseguirla en 2015.

“Esta es la prueba de que podemos ganar la guerra contra el hambre, y debería inspirar a los países a seguir adelante, con la ayuda de la comunidad internacional en lo que sea necesario”, aseguraron los responsables de la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, (Fida) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), José Graziano da Silva, Kanayo F. Nwanze y Ertharin Cousin.

Los tres hacen hincapié en que “una reducción del hambre acelerada, sustancial y sostenible es posible con el necesario compromiso político”, y que éste “tiene que contar con información suficiente y una buena comprensión de los problemas nacionales, las opciones de política pertinentes, amplia participación y lecciones de otras experiencias”.

El informe subraya cómo el acceso a los alimentos ha mejorado rápidamente y de manera significativa en países que han experimentado un progreso económico general, en particular en Asia oriental y el Sudeste asiático. El acceso a los alimentos también ha mejorado en Asia meridional y América Latina, pero sobre todo en países con redes de seguridad adecuadas y otras formas de protección social, incluyendo para los pobres rurales.

A pesar del progreso significativo en general, varias regiones y subregiones se han quedado rezagadas. En África subsahariana, más de una de cada cuatro personas permanecen crónicamente subalimentadas, mientras que en Asia -la región más poblada del mundo- es donde viven la mayoría de los hambrientos: 526 millones de personas.

América Latina y el Caribe han logrado los mayores avances globales en el aumento de la seguridad alimentaria. Mientras tanto, Oceanía ha logrado sólo una modesta mejora (una disminución del 1,7 por ciento) en la prevalencia de la subalimentación, que se situó en el 14 por ciento en 2012-14, y de hecho ha visto el número de víctimas del hambre aumentar desde 1990-92.

Los responsables de los organismos de la ONU señalaron que de los 63 países que han alcanzado la meta de los ODM, 25 han logrado también el objetivo más ambicioso de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) de reducir a la mitad el número de personas desnutridas para el año 2015.

Con una cifra de personas todavía desnutridas “inaceptablemente alta”, los responsables de la FAO, del Fida y del PMA destacaron la necesidad de renovar el compromiso político para combatir el hambre y de transformarlo en acciones concretas. En este contexto, los tres valoraron positivamente la promesa en la cumbre de la Unión Africana –realizada en junio de 2014- de acabar con el hambre en el continente en 2025.

“La inseguridad alimentaria y la malnutrición son problemas complejos que no pueden ser resueltos por un solo sector o parte interesada, sino que deben abordarse de manera coordinada”, añadieron, pidiendo a los gobiernos que trabajen en estrecha colaboración con el sector privado y la sociedad civil.

El informe de la FAO, el FIDA y el PMA especifica que la erradicación del hambre requiere establecer un entorno favorable y un enfoque integrado. Este enfoque incluye inversiones públicas y privadas para aumentar la productividad agrícola; el acceso a la tierra, los servicios, las tecnologías y los mercados; y medidas para promover el desarrollo rural y la protección social para los más vulnerables, incluido el fortalecimiento de su resiliencia ante los conflictos y los desastres naturales.

El informe también hace hincapié en la importancia de los programas de nutrición específicos, en particular para hacer frente a las deficiencias de micronutrientes de las madres y niños menores de cinco años.

(SERVIMEDIA)
16 Sep 2014
MAN/pai