Según declaró a Servimedia su portavoz, el doctor José Antonio Pérez Molina, antes de que un medicamento sea aprobado se realizan ensayos clínicos con cientos e incluso miles de personas, así que “con los resultados de tres casos no se puede sacar ninguna conclusión”.

De momento dos pacientes (el médico y la enfermera de EEUU) han sido dados de alta y otro (el religioso español Miguel Pajares) ha muerto. “Esto se puede mirar de forma positiva, pero del mismo modo podríamos entender que la mortalidad con este medicamento experimental es del 33%”, apuntó Pérez Molina.

Con ello quiso decir que “es muy pronto para sacar conclusiones”, y tampoco se conoce ni cuál es la dosis ideal que se debe administrar ni sus posibles efectos secundarios.

Asimismo, recordó que de los tres casos con resultados conocidos (hay varios médicos nigerianos que están recibiendo Z-Map), el sacerdote español era posiblemente el que en peor estado de salud se encontraba y el que más tarde empezó a tratarse. “Son muchos los factores a tener en cuenta”, prosiguió, con lo que aunque suene "a poco", es "muy pronto para pronunciarse”.

No obstante, Pérez Molina animó a seguir con las investigaciones ya iniciadas con el Z-Map y otros medicamentos en fase de desarrollo, a fin de que se prueben con humanos y, si superan el proceso, se puedan comercializar.