Desde que en 2011 las milicias libias lucharan juntas durante la Primavera Árabe para derrocar al dictador Muammar al Gadafi, los enfrentamientos constantes entre ellas por hacerse con el poder han hecho que el Gobierno vigente en el país sea incapaz de controlar la seguridad nacional.

Ante este escenario, la ONU ha condenado en un comunicado la escalada en los enfrentamientos armados que se producen en Trípoli, la capital, y los bombardeos de zonas residenciales, que han causado víctimas, desplazamientos forzosos y daños en las propiedades.

Eso sí, la Misión de Apoyo añade que “seguirá haciendo esfuerzos, con imparcialidad y transparencia, en beneficio de los intereses nacionales de Libia y pidió a las partes que cooperen para detener el derramamiento de sangre”.