En rueda de prensa, respondió a la “lectura parcial e interesada” de la realidad expuesta por Rajoy en su balance del último semestre, que considera “bien alejada” de la que viven los ciudadanos. Cree que el presidente “necesita pisar la calle” y hablar con pequeños y medianos empresarios, con trabajadores, desempleados, amas de casa, estudiantes… “y saber exactamente cuál es la realidad del país”.

Si algo está creciendo en España, aseguró, es la desigualdad y la carga fiscal para la clase media, y si algo baja son los salarios y los créditos a quienes son “motor” de la economía.

Expuso algunas cifras “que no ha dado el presidente” y que demuestran la “dramática” realidad de muchos ciudadanos desde que él “pisó por primera vez Moncloa”. Por ejemplo, las 800.000 personas que han perdido su empleo desde noviembre de 2011, los 739.000 hogares en los que no entra ningún ingreso, los 25.000 millones de impuestos que ha cargado sobre la clase media, o los 300.000 millones de deuda pública “extra”.

Esas cifras, aseguró, demuestran que el balance de Rajoy es “triunfalista, autocomplaciente” y alejado de la realidad del país, y todos ellos no son “casualidad” sino consecuencia de un Gobierno que no ha sido “sensible” a las necesidades de los ciudadanos.

Denunció, en esa línea, que el presidente no haya dicho “una palabra” de la petición que le hizo para “invertir en solidaridad” los 5.800 millones que dejarán de pagarse en prestaciones por desempleo, para garantizar una ayuda a los parados con hijos a cargo. Que la cobertura a desempleados se haya reducido de 7 a 5 de cada 10 y que se haya eliminado la prestación a los mayores de 45 años es “una decisión política”, aseguró, que “nada tiene que ver con la crisis”.

Igualmente lo es, denunció, la devaluación de derechos laborales provocada por una reforma que se comprometió de nuevo a derogar, o el “desmantelamiento” del estado del bienestar que avanza con medidas como la reforma fiscal aprobada este viernes y que “anticipa nuevos recortes” en pilares básicos.

Esas medidas, dijo, son las propias de un Gobierno “profundamente ideologizado, conservador”, empeñado en consolidar un modelo que rompe los principios en los que se ha sustentado la democracia española y el sistema de bienestar “fuerte y sólido”.

Especialmente preocupante considera el balance de Rajoy porque los problemas de la economía española se van “acentuando”, entre ellos la precariedad laboral, la falta de productividad y competitividad o el endeudamiento privado y público.

“No es cierto”, respondió a Rajoy, “que el Gobierno se haya comprometido con los más débiles” ni que la salud pública siga siendo universal y gratuita o se siga defendiendo la educación pública, porque se han impulsado copagos y se han recortado becas, igual que se ha “cercenado” el poder adquisitivo de las pensiones.

Se comprometió a restituir todos esos derechos con la petición reiterada al presidente de que tenga en cuenta “dramas sociales que no ha mencionado” como los desahucios, el rescate de empresas concesionarias de autopistas o de bancos con fondos públicos para luego “malvenderlos” o los copagos a enfermos crónicos.

Sentenció que la tarea de modernización que debe emprender España no puede depender de un presidente “más anclado en el siglo XX que en el XXI”, y comprometió su oposición “clara, firme, rotunda” a reformas como la del aborto o la de seguridad ciudadana.

Si de verdad hay recuperación económica, concluyó, se verá cuando se traslade a los ciudadanos en forma de rebaja de impuestos a la clase media y de fortalecimiento del estado del bienestar. “Entiendo que la realidad de Moncloa es mucho más cómoda, rodeado de asesores”, denunció, pero Rajoy tiene que “pisar la calle”.