Diez minutos antes de mediodía los Reyes abandonaban el Palacio del Congreso de los Diputados, en la Carrera de San Jerónimo, tras el acto de proclamación.

Lo hacían en un vehículo descapotable, precedidos de la caballería de la Guardia Real y con la Princesa de Asturias y su hermana, la infanta Sofía, en otro vehículo que circulaba detrás.

Por razones de seguridad, el Rey y la heredera se deberán desplazar siempre por separado, como ocurría antes con el ahora jefe de Estado y su padre.

Durante media hora la comitiva recorrió el centro de Madrid desde la Carrera de San Jerónimo, pasando por las plazas de Neptuno y Cibeles, la calle de Alcalá, la Gran Vía, la Plaza de España y finalmente la entrada en la plaza de Oriente, a las doce y veinte.

Al llegar a la plaza de Oriente, los Reyes fueron recibidos con salvas de saludo y ya con el coche parado sonó el himno nacional.