Linde avisa que el BCE no puede resolver "por sí solo" los problemas generados por la crisis
- Aunque valora las últimas medidas que tendrán un efecto “más potente y duradero”
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El gobernador del Banco de España, Luis Linde, aseguró este viernes que ni el Banco Central Europeo (BCE) ni la política monetaria pueden “por sí solos” resolver los problemas que están en la base de la crisis que todavía atraviesa la zona euro, si bien valoró las últimas medidas del organismo porque facilitarán la acción de “otras herramientas” de política económica.
Así lo señaló Linde durante su intervención en la presentación del último número de la revista 'Papeles de Economía Española', editada por Funcas, en la que auguró que las medidas del BCE anunciadas la semana pasada pueden contribuir “sin duda” a facilitar la acción de otras herramientas de política económica que “por su naturaleza” pueden tener un efecto “más potente y duradero” sobre el crecimiento y el empleo.
En esta línea, Linde indicó que la semana pasada se acordó un conjunto “amplio” de medidas que cubren los tres “frentes principales de acción” del BCE a lo largo de la crisis, como son relajar adicionalmente el tono de la política monetaria convencional con un nuevo recorte de los tipos oficiales que “a efectos prácticos, han alcanzado ya su cota inferior”.
Además, se extendió de nuevo el horizonte para la política de “generosa provisión de liquidez” hasta 2016, y se dio un “paso adicional” en el ámbito de las medidas no convencionales, con el lanzamiento de una nueva operación de financiación a un plazo largo, de cuatro años, para promover una mayor fluidez del crédito.
POLÍTICA MACROPRUDENCIAL
En otro sentido, Linde sostuvo que la crisis ha demostrado que la combinación previa de la política monetaria y política microprudencial es “insuficiente” para asegurar la estabilidad del sistema financiero y para, en caso de crisis, garantizar que su impacto sobre la economía real sea limitado.
Para conseguir estos objetivos, el gobernador del Banco de España abogó por contar con una política macroprudencial, con una dimensión transversal, enfocada al control de la distribución de los riesgos dentro del sistema financiero, e identificar las consecuencias de las interacciones entre las instituciones para someterlas a “requerimientos de solidez más exigentes”.
Esta política macroprudencial debe prestar atención también a la dimensión temporal, con el fin de analizar cómo evoluciona el riesgo agregado y cómo interacciona con el normal funcionamiento de la economía real.
RETOS COMPLEJOS
En cualquier caso, Linde advirtió de que las interacciones entre las políticas monetaria y macroprudencial suscitarán “retos complejos” a los bancos centrales, e indicó que, en un plano teórico, la política monetaria debería seguir concentrando sus esfuerzos en mantener la estabilidad de precios, y la macroprudencial en garantizar la estabilidad financiera.
Sin embargo, apuntó Linde, en la práctica es “evidente” que la acción de cada una de ellas incidirá “fuertemente” sobre los objetivos de la otra, lo que conlleva “implicaciones” para el diseño institucional de la autoridad macroprudencial, y en su diseño y gestión de los nuevos instrumentos y medidas.
“Las ventajas derivadas de la coordinación entre ambas políticas sugerirían asignar al banco central un papel central en el ejercicio de las políticas macroprudenciales”, apostilló Linde, que recordó que este ha sido el camino seguido por otros países como Reino Unido, Holanda, Italia, Bélgica o Irlanda.
(SERVIMEDIA)
13 Jun 2014
SMV/pai