Madariaga dijo a Servimedia tener conocimiento de tres o cuatro casos, que le han relatado las familias personalmente, pero imagina que "eso es generalizado", y, aunque no se atrevió a afirmar que haya "órdenes de arriba", sí se mostró convencido de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, "está de acuerdo con esas medidas de provocación".

El histórico nacionalista indicó que, a diferencia de "lo de los jueces y los policías", que "viene de años", esto son "nuevos métodos que están utilizando los funcionarios de prisiones", que "intensifica la tremenda tensión que se está fraguando", hasta hacerle temer que "lleve a una explosión sociopolítica".

Madariaga reconoció que, de ser ciertas estas prácticas, obedecerían al mismo principio de acción-reacción-acción que guía la acción de terrorista de ETA, pero dijo no estar de acuerdo con ella: "Si alguno de los nuestros comete una torpeza de esa parte yo la condeno también. Y, si yo fuera Zapatero o Rubalcaba, me alegraría de todo lo que pudiera contribuir a la distensión, a abrir un canal de entendimiento, no a tensar todavía más el estado de ánimo en que se encuentran vascos y españoles".

No obstante, Madariaga dijo entender que, tras la ruptura de la tregua, el Gobierno quiera apretar lo más posible a la banda. "El hecho de que sigan deteniendo políticamente lo entiendo", afirmó. "No estoy de acuerdo pero lo entiendo. Ya lo que no entiendo es que se burlen de los derechos humanos y pasen por encima de madres e hijas que van a ver a los presos, que les hagan desnudarse y les provoquen con unos tocamientos que a cualquiera le parecerían intolerables", concluyó.