Así lo manifestó el director general de la Asociación, Francisco Recio, durante la presentación en rueda de prensa de las ‘XVI Jornadas Nuevos modelos de intervención en adicciones Proyecto Hombre’, durante las que se debatirán nuevas formas de intervención para los nuevos perfiles de personas con adicciones.

Recio hizo un especial hincapié en que cada vez más drogodependientes pertenecen a la población activa (el 46%). Por ello, cree que “las empresas y sindicatos deben trabajar en poner en marcha planes de prevención de la drogodependencia, al igual que se trabaja en la prevención de riesgos laborales”, sobre todo teniendo en cuenta que entre el 15 y el 30% de los accidentes laborales tienen un problema de adicción detrás, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) recogidos por Proyecto Hombre.

El director general de Proyecto Hombre advirtió de que las mujeres acceden en menor medida que los hombres a los tratamientos contra las adicciones, “sobre todo por las cargas familiares y por el estigma social que soportan”. De hecho, sólo el 9% de las personas que acuden a Proyecto Hombre son mujeres.

A esta problemática hay que sumar, a juicio del presidente de la Comisión Nacional de Formación de la Asociación Proyecto Hombre, Pedro Pedrero, que la principal adicción que sufren las mujeres es a los psicofármacos, “algo que suele tardar más en salir a la luz”.

Durante muchos años, el objetivo de los programas de tratamiento de Proyecto Hombre ha sido la rehabilitación de las personas que habían sufrido consecuencias severas por el uso de drogas y otros comportamientos adictivos.

Actualmente, la media de años de consumo antes de acudir a tratamiento en alcohol son 19 años, en policonsumo de sustancias 14,4 años, en cocaína 11,5, cannabis 9,5 y heroína 12,5. “Una detección precoz y una correcta intervención temprana del problema mejora el pronóstico, facilita la reinserción y reduce los costes y daños”, explica la Asociación, que alerta del aumento de las patologías duales, es decir, problemas de adicciones que van unidos a enfermedades mentales como los trastornos de personalidad.

Por último, Pedro Pedrero insistió en la importancia que tiene el ir adaptando los modelos de intervención, puesto que el perfil de la persona adicta cambia con la edad y en función de la sustancia. Así, mientras el alcohólico tiene una vida estructurada familiar y profesionalmente, los adictos a otras sustancias como la cocaína o la heroína tienen una situación más compleja en su vida, además de que solicitan un tratamiento a edades más tempranas.