Según informó la Policía, la investigación comenzó hace más de un año, cuando agentes pertenecientes al grupo de Policía Judicial de la Comisaría de Coslada tuvieron conocimiento de que un individuo podía estar vendiendo sustancias estupefacientes, principalmente cocaína y hachís. Llamaba a sus compradores y quedaba con ellos en su domicilio o un parking próximo, o bien se desplazaba él.

La mayoría de los 'muleros' ingerían las bellotas de hachís en grandes cantidades, con el consiguiente riesgo, ya que los desplazamientos con ellas en el estómago duraban varias horas. En una de las ocasiones se pudo determinar que un varón había ingerido más de 110 pastillas.

En los registros, los agentes se incautaron de casi 600 bellotas de hachís, 3.800 euros en efectivo, cocaína en roca y marihuana, cuatro balanzas de precisión, 12 teléfonos móviles, cuatro ordenadores portátiles, dos vehículos y varias agendas con anotaciones de las ventas. Siete de los nueve detenidos fueron ingresados en prisión preventiva.