Lo hizo a una pregunta del senador del PSOE Enrique Cascallana en la sesión de control al Gobierno. La pregunta fue, en realidad, la petición de un balance de su gestión ministerial, que el parlamentario justificó por el hecho de que Fernández Díaz lleve sin atender 11 solicitudes de comparecencia para realizarlo.

El ministro comenzó esgrimiendo que se ha sometido ya a 110 iniciativas de control en las cámaras, 31 de ellas en el Senado, y también la tasa de criminalidad y que España es percibida por los ciudadanos, a quienes reservó propiamente su balance, "como un país cada vez más seguro".

Fue en su segundo turno cuando Cascallana criticó la "pésima gestión" del ministro, que sea el peor valorado en su puesto por los ciudadanos y, en particular, sus "atropellos" a la ley en la gestión de la frontera de Ceuta y Melilla, sobre todo por las "devoluciones en caliente", y algunos de sus comentarios sobre la poca peligrosidad de las cuchillas, desoyendo a la UE y las ONG.

El senador socialista le reprochó que ahora pretenda cambiar la Ley de Extranjería en lugar de cumplirla, que ande "a Dios rogando y con el mazo dando" y que esté perjudicando la imagen de España y sus Fuerzas y Cuerpos de Seguridad con su falta de respeto a los derechos humanos.

Fernández Díaz refutó la última crítica recordando que el Barómetro del CIS difundido hoy sitúa a la Guardia Civil y la Policía como las instituciones mejor valoradas por los españoles.

Por otra parte, contestó al tema de las devoluciones en caliente señalando que no las hay "porque una cosa es haber entrado y otra intentar entrar" en España, de forma que hasta que no se atraviesa el perímetro fronterizo en su totalidad no es de aplicación la Ley de Extranjería, y esto no ocurre al traspasar sólo la primera valla. Si valiera con eso, preguntó a Cascallana, ¿por qué el Gobierno del PSOE instaló "una segunda y una tercera"?

Finalmente, el ministro recordó que los responsables de Interior de entonces pidieron a la oposición "sentido de Estado" en esta materia y que se tuvieran en cuenta las circunstancias que rodean al caso, y no sólo las topográficas. Entonces, terminó, había muertos en Ceuta y Melilla y el PP no pidió responsabilidades políticas.