Esta situación laboral, que según UGT afecta tanto a la estabilidad económica como personal de la mujer en el mercado de trabajo, sólamente es escogida de forma voluntaria por un 3,6% del total de empleadas a tiempo parcial.

Según este estudio, de los 8 millones de personas que se incorporaron a la fuerza de trabajo en Europa en la década de los 80, siete millones fueron mujeres. Esta masiva incorporación al mercado de trabajo supuso que en España, en el periodo comprenddo entre 1982 y 1992 el 83,3% del aumento de la población activa fueran mujeres.

Sin embargo, esta situación no se acompañó de la generación de puestos de trabajo, una de las razones por las cuales en la mayoría de los países el desempleo femenino es superior al masculino.

Así, en España la tasa de paro entre mujeres es del 29,7%, diez puntos por encima de la masculina (18,2%) y las mujeres suponen más de la mitad de la población desempleada. Esta tasa femenina es más del doble de la media europe, que es de un 12,7% y muy superior a la de países cercanos como Portugal (8,4%).