El Estatuto de autonomía de Cataluña, pendiente de sentencia del Tribunal Constitucional, y su impacto en esas elecciones, fueron uno de los asuntos abordados por Rodríguez Zapatero al hacer balance del año en rueda de prensa tras la última reunión del Consejo de Ministros de 2009.

Aseguró que ignora el sentido en el que el Constitucional resolverá ese recurso, pero reiteró que su opinión, plasmada en su día al votar ese Estatuto, es que no tiene "ninguna tacha de inconstitucionalidad", tampoco en el reconocimiento a los símbolos nacionales, porque son los que corresponden "a la nacionalidad de Cataluña".

En todo caso, se mostró convencido de que España es un país "maduro", con un sistema constitucional "consolidado", y que por ello la sentencia provocará "comentarios" más o menos favorables, pero no "un antes y un después". Eso es compatible, precisó, con desear un fallo "de profundidad conceptual y de rigor" por ser un asunto de gran calado y trascendencia para el Estado de las autonomías.

Los efectos de la sentencia, advirtió, deberán ser asumidos por todos, desde los que piensan que es constitucional, como el Gobierno que lo hará "sin ningún problema", hasta quienes lo recurrieron, los dirigentes del PP.

Los posibles efectos de esa sentencia en las elecciones autonómicas son dificiles de prever para el presidente, cuyo único vaticinio es que al PSC le irá "mejor lo de que parece", por lo que a otros les irá "menos bien de lo que se creen", y todo porque los ciudadanos, aseguró, valorarán "la seriedad y coherencia" de los socialistas y de José Montilla en un contexto "muy malo".