Identifican la región cerebral afectada en el síndrome de las piernas inquietas

MADRID
SERVIMEDIA

Un equipo internacional en el que participan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado la región del cerebro afectada en el síndrome de las piernas inquietas, lo que aclararía el camino a terapias más eficientes.

El síndrome de las piernas inquietas (o RLS por sus siglas en inglés) es una enfermedad con la que vive una de cada 10 personas mayores de 65 años, que se manifiesta en forma de hormigueos desagradables en las extremidades inferiores cuando se está intentando conciliar el sueño, lo que lleva a levantarse para moverse y hacer que desaparezca el malestar.

Pero la falta de descanso provoca que su salud se resienta, ya que aumenta el riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares y puede desencadenar una depresión.

A pesar de su prevalencia, los investigadores aseguran que tienen poco conocimiento del origen del síndrome de las piernas inquietas. "En particular, no se conocía qué región del cerebro está afectada en estos pacientes, ni si el problema en esta región se produce durante su formación en el embrión, o si es un fallo del mantenimiento de su función durante la vida adulta", señala Fernando Casares, investigador del CSIC en el Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (mixto del CSIC y la Universidad Pablo de Olavide).

Pues bien, los autores de este trabajo han determinado que un interruptor genético (una región reguladora) de Meis1, uno de los genes asociados a la enfermedad, está activo durante el desarrollo de los ganglios basales. Mutaciones en este interruptor causarían un fallo en la activación de Meis1 y la consecuente alteración de los ganglios basales.

"Los ganglios basales son conocidos reguladores de la actividad motora y producen, entre otros neurotransmisores, dopamina. El párkinson es una enfermedad que afecta a estos ganglios cerebrales y quizá por ello los tratamientos más eficaces para los enfermos con RLS sean con esta sustancia", explica José Luis Gómez-Skarmeta, investigador del CSIC en el mismo centro que Casares.

En concreto, en la investigación los autores demostraron primero con un organismo modelo, el pez cebra, que una mutación genética reducía la capacidad del interruptor de Meis1 de activar su expresión.

Un análisis posterior de la actividad de esta región interruptor en ratones demostró que estaba activa solo durante el desarrollo embrionario y en las zonas que dan lugar a los ganglios basales en adultos.

Además, los científicos han caracterizado el conjunto de otros genes cuya expresión varía en estos ganglios cuando la expresión de Meis1 disminuye durante el desarrollo embrionario.

"Por primera vez hemos puesto cara a la región afectada en RLS y se inicia el conocimiento íntimo de los cambios en la función de las células de esta región del cerebro que contribuyen al desarrollo de la enfermedad. De esta manera se aclara el camino a terapias más eficientes", explica Juliane Winkelmann, líder del estudio e investigadora de la Universidad de Stanford.

(SERVIMEDIA)
18 Mar 2014
IGA/caa