Según informó la Policía, los agentes se incautaron de 338 plantas en el interior del invernadero, alimentado por una precaria instalación eléctrica enganchada ilegalmente a la red y dividido en cuatro zonas: cultivo, floración, secado y trabajo.

La investigación se inició cuando el propietario del almacén informó a los agentes de un fuerte y extraño olor procedente del interior de la nave, después de personarse para exigir a los inquilinos la renta impagada de varios meses.

Además, advirtió que de la instalación salía un fuerte olor y se podía observar una luz intensa y el sonido de ventiladores sin que se hallase nadie en su interior.

El dispositivo de vigilancia de la Policía permitió identificar a los dos detenidos como las personas encargadas de mantener el funcionamiento de la plantación. Ya en el interior, los agentes comprobaron cómo la misma se encontraba perfectamente acondicionada y dividida en cuatro áreas de trabajo para cubrir todo el proceso de cultivo y tratamiento de la marihuana para su consumo.

Los detenidos habían establecido dos plantas: en la planta baja se encontraba la zona de cultivo, la de trabajo y la de secado de las hojas. En la planta superior habían dispuesto la zona de floración, donde se encontraban las plantas ya crecidas y con las condiciones ambientales necesarias para favorecer la germinación de los cogollos.

Asimismo, los agentes pudieron constatar que dicho invernadero ilegal suponía un potencial peligro debido a la gran cantidad de aparatos eléctricos y materiales inflamables que se hallaban en su interior sin cumplir unos mínimos de seguridad. El sistema eléctrico era muy rudimentario y se hallaba incluso enganchado clandestinamente a la red general eléctrica.

La investigación ha sido llevada a cabo por agentes de la Brigada Local de Policía Judicial de la Comisaría Local de Alcalá de Henares, perteneciente a la Jefatura Superior de Policía de Madrid.