El Papa pide huir del “suicidio incipiente” de la “miseria moral” en su mensaje de Cuaresma
- Según Francisco, la miseria moral puede conducir a la ruina económica
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El papa Francisco invita a llevar una vida de pobreza “al estilo de Dios”, para huir del “suicidio incipiente” que supone la “miseria moral”. Estas palabras forman parte del mensaje del Papa para la Cuaresma, que comienza el 5 de marzo, miércoles de Ceniza.
El mensaje, inspirado en las palabras de San Pablo “Se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza”, distingue tres tipos de miserias (material, moral y espiritual). La primera, según Francisco, “es lo que habitualmente llamamos pobreza”. La Iglesia actúa ante ella “para responder a las necesidades y curar estas heridas que desfiguran el rostro de la humanidad”.
Aún así, Francisco pide transformar las conciencias a la justicia, la igualdad, la sobriedad y al compartir “cuando el poder, el lujo y el dinero se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una distribución justa de las riquezas”.
Sobre la miseria moral (“que consiste en convertirse en esclavos del vicio y del pecado”, afirma), el obispo de Roma se lamenta: “¡Cuántas familias viven angustiadas porque alguno de sus miembros —a menudo joven— tiene dependencia del alcohol, las drogas, el juego o la pornografía! ¡Cuántas personas han perdido el sentido de la vida, están privadas de perspectivas para el futuro y han perdido la esperanza! Y cuántas personas se ven obligadas a vivir esta miseria por condiciones sociales injustas, por falta de un trabajo, lo cual les priva de la dignidad que da llevar el pan a casa, por falta de igualdad respecto de los derechos a la educación y la salud”.
En estos casos, añade, “la miseria moral bien podría llamarse casi suicidio incipiente”. Esta forma de miseria, que también es causa de ruina económica, siempre va unida a la miseria espiritual, “que nos golpea cuando nos alejamos de Dios y rechazamos su amor”, agrega el Papa, que llama a los católicos a “abrazar en Cristo a cada persona” aprovechando la Cuaresma.
“La Cuaresma es un tiempo adecuado para despojarse; y nos hará bien preguntarnos de qué podemos privarnos a fin de ayudar y enriquecer a otros con nuestra pobreza. No olvidemos que la verdadera pobreza duele: no sería válido un despojo sin esta dimensión penitencial. Desconfío de la limosna que no cuesta y no duele”, concluye Francisco.
(SERVIMEDIA)
02 Mar 2014
AHP/ahp/gja/gfm