Vivas hizo estas declaraciones a Servimedia en Madrid, horas antes de reunirse con el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, para pasar revista a las cuentas de la ciudad autónoma en 2013.

El presidente ceutí recordó que casi ninguno de los inmigrantes que llegan a Ceuta y Melilla quieren quedarse allí, ni tampoco en España, sino que estas ciudades son su puerta de entrada en Europa. "Si no fuera ésta, sería otra", enfatizó.

Así lo demuestra el caso de Ceuta, donde los inmigrantes que llegan proceden en gran medida de países como Camerún, Senegal, Mali o el Congo, y quieren llegar a Francia o Bélgica, sus antiguas metrópolis, donde comparten su idioma y en muchos casos tienen parientes.

Actualmente, precisó, Ceuta, que tiene la competencia de acoger a los menores que llegan (no a los adultos, que ingresan en los centros de acogida que gestiona el Estado), tiene a su cargo a 101: 86 marroquíes, 7 de Mali, seis de otros países subsaharianos, uno de Libia y otro de Vietnam. El perfil tipo es el de un adolescente de entre 15 y 17 años, que ha hecho el viaje con otros compatriotas pero no de su familia.

Para hacer frente a estos gastos de acogida, añadió Vivas, Ceuta recibe una aportación del Estado español, pero no suficiente para cubrirlos todos.

El presidente ceutí no se mostró muy optimista de cara al futuro, porque, señaló, el origen de la inmigración es evidente: "Mientras haya desigualdades, miseria, falta de libertades, violaciones de derechos humanos y diferencias abismales en los servicios públicos fundamentales, el fenómeno va a existir, porque la gente va huyendo de esas cosas".