Según informó la Organización No Gubernamental en un comunicado, Amnistía ha investigado estos atentados, cometidos el 14 y el 16 de enero, y sabe que entre las víctimas había al menos seis menores (dos de ellos de 7 y 18 meses), cinco mujeres y tres ancianos.

"Las fuerzas internacionales de paz están fallando a la comunidad musulmana y decenas de personas han quedado sin protección frente a las feroces represalias antibalaka en un momento en el que estos ataques eran totalmente previsibles", afirmó Joanne Mariner, asesora general sobre respuesta a las crisis en Bangui.

La ONG señaló, en la misma línea, que las dos ciudades atacadas, Boyali y Bossembele, se han quedado, como muchas poblaciones más de la región, totalmente vacías de musulmanes, que han huído temiendo por sus vidas.

Por este motivo, Amnistía pide un esfuerzo de mantenimiento de la paz "más decidido" para proteger a la población civil fuera de la capital.

Explicó la ONG que las matanzas de Boyali y Bossembele forman parte de una constante más general. Mientras visitaba la región la semana pasada, la delegación de Amnistía Internacional presenció saqueos masivos y descontrolados, la destrucción de mezquitas y el incendio de bienes civiles.

La delegación tuvo que detenerse en numerosos controles de antibalakas rebeldes que pedían dinero y también vio a cientos de miembros de la milicia antibalaka que llevaban abiertamente machetes, escopetas de caza, armas de fuego caseras y, en algunos casos, rifles de asalto.

Señaló asimismo la ONG que

muchos cristianos de Boyali y Bossembeli están sumamente furiosos con la minoría musulmana porque creen que los musulmanes son cómplices de los abusos de los ex Seleka.

Así, añadió, en las semanas y meses anteriores a estos terribles ataques, las tensiones entre las comunidades cristiana y musulmana habían aumentado de forma dramática.

Ante este panorama, los jefes de Estado de la Unión Africana se reúnen la próxima semana para estudiar la crisis de la República Centroafricana, y Amnistía Internacional les pide que garanticen que las fuerzas de mantenimiento de la paz responden efectivamente a los problemas que están surgiendo actualmente en el terreno.