Presentada este lunes con motivo del Día Internacional contra la Violencia de Género, la investigación se ha realizado a partir de 151 encuestas a alumnos de 1º de ESO en seis institutos públicos de la Comunidad de Madrid.

Las puntuaciones se han ponderado a partir de una escala ISA (Inventory Sexism Ambivalent), que distingue entre “sexismo benevolente” (en el que los estereotipos se justifican por valores que a priori se pueden considerar positivos) y “sexismo hostil”, en el que se manifiesta “una actitud claramente negativa hacia el sexo opuesto”. En el primero, los adolescentes encuestados obtuvieron una puntuación media de 61,7, mientras que en el segundo los valores se situaron en 43 puntos.

En rueda de prensa, la directora de Fuden, Amelia Amezcua, comparó este estudio con una analítica “en la que por debajo de los 25 puntos se consideraría que no hay ningún problema de salud; entre 25 y 50 puntos estaríamos ante la presencia de síntomas y habría que prevenir, y por encima de los 50 puntos ya se entiende que hay enfermedad y que se necesita un tratamiento”.

Equiparar los celos con una señal de amor; justificar que los chicos controlen los mensajes de móvil y la forma de vestir de sus novias, o dar por sentado que las mujeres deben quedarse en casa a cuidar de los hijos “porque están mejor preparadas por su sensibilidad” son ejemplos de lo que en el estudio denominan “sexismo benevolente”.

ZONA DE RIESGO

La investigadora Ana Belén Salamanca subrayó que en este punto, “los adolescentes se sitúan en una zona de riesgo, con un nivel alto de prejuicios”, aunque “a través de diferentes intervenciones educativas en igualdad estamos a tiempo de mejorar dicha situación”.

Chicos y chicas presentan puntuaciones muy similares en este sentido, algo que no sucede en el “sexismo hostil”, donde los varones presentan valores mucho más elevados. Este último es “mucho menos sutil” y refleja de forma explícita la creencia en la desigualdad y en la inferioridad de un sexo respecto al otro.

“Está directamente relacionado con las agresiones físicas y la violencia de género”, indicó Amezcua, tras señalar que “numerosos estudios sugieren que existe una relación clara entre machismo, racismo, homofobia y violencia escolar”.

En su opinión, la tendencia “hacia puntuaciones altas y medias por parte del alumnado indica la necesidad de trabajar los valores de igualdad entre los más jóvenes".

Los resultados presentados hoy son solo el inicio de un proyecto más ambicioso de intervención pedagógica en los colegios que ya ha empezado a funcionar. Consiste en una serie de talleres con los alumnos en los que se trabaja su autoestima, la asunción de roles y la educación en igualdad.

Según Amezcua, “nuestra intención además es realizar mediciones cada equis tiempo a partir de estos grupos de control, para evaluar así la efectividad de los talleres. Queremos ver si tienen éxito y si, como sugieren algunos trabajos, su efectividad desaparece con el tiempo y por ejemplo es preciso repetirlos una vez al año”.