González presentó un libro en el que reflexiona sobre los liderazgos en tiempos de crisis, y en respuestas a preguntas de los asistentes se refirió al debate sobre si los dirigentes de su generación están dispuestos a regresar a la primera línea de la actividad política.

“Yo estoy disponible para ayudar en lo que pueda ayudar, incluido el presidente del Gobierno de mi país, esté o no de acuerdo con él, en los temas en los que el país se la juega”, respondió.

Le habían preguntado también por Cataluña, pero en su respuesta no fue tan explícito. Solo advirtió que se equivocará quien piense que una vez superada la crisis económica se resolverá también la social y la territorial.

En primer lugar, explicó, suponiendo que en la crisis económica España haya tocado ya fondo “no sé cuánto tiempo vamos a estar en el fondo” y cree “muy probable” que sean “años” si no se corrigen las políticas que está desplegando el Gobierno del PP.

Una vez superada esa crisis, se mostró convencido de que las tensiones sociales y territoriales “crecerán”.

Aunque respeta a quienes defienden una marca propia del PSOE en Cataluña, cree que eso sería “un error” para el partido y para el PSC. “Habría que entenderse en serio” como ha sucedido durante muchos años.

González recordó que salió del gobierno con 54 años y se comprometió consigo mismo a no desempeñar ninguna responsabilidad institucional más.

Cree “muy respetable” que otros en situación similar se puedan plantear volver, se refería a José María Aznar, pero él, con 71 años, “esperaría a estar tan maduro como Napolitano”, el presidente de la República Italiana, que ha cumplido los 88. “Mientras tanto, no quiero tener esa tentación”.

Aprovechó una pregunta para defender a Miquel Roca de las acusaciones de traición desde el nacionalismo que considera “una gran estupidez”. “Ha hecho un servicio a Cataluña que en siglos nadie había sido capaz de hacer para encajar su diversidad dentro de la pertenencia a un espacio público compartido”, sentenció.