En una entrevista en la Ser recogida por Servimedia, López señaló esa “alianza” como la única vía posible para superar de verdad la crisis económica y obtener recursos suficientes para financiar las inversiones necesarias, tanto las productivas como las sociales.

En su opinión, el problema de la economía actual, también de la española, no es la escasez de recursos, sino su mal reparto, y como prueba de ello destacó el aumento de millonarios y de pobres.

Pese a que los datos del paro en octubre son “menos malos” que los del mismo mes de otros años, la realidad es que hay más de 87.000 “nuevos dramas personales y familiares” y que aún “no somos capaces de frenar esta sangría”.

Aunque el Gobierno intente “vender” la idea de que los datos macroeconómicos mejoran, López alertó de que su obligación es mejorar la vida real de las personas, la de los millones de desempleados, pobres, jóvenes con sus expectativas “negadas” o jubilados que tienen “miedo por sus pensiones”.

Se mostró en claro desacuerdo con quienes dicen que el margen de maniobra es escaso y defendió la necesidad de invertir en formación y para definir sectores estratégicos, y crear empleos de calidad.

RECURSOS MAL REPARTIDOS

“Los recursos existen, pero están mal repartidos”, aseguró, y el reciente acuerdo en Euskadi demuestra que se pueden redistribuir mejor mediante una nueva fiscalidad que, entre otras cosas, evite “la arquitectura” a la que recurren quienes quieren pagar menos de lo que les corresponde.

El objetivo, en su opinión, es avanzar hacia la equiparación entre la fiscalidad de las rentas del capital y las del trabajo, y reconoció que en ese sentido los socialistas “lo hicimos muy mal” en prácticamente todos los gobiernos, porque no se fijó esa meta y porque no se fomentó la “pedagogía” sobre lo que implica pagar impuestos.

López quiso “romper una lanza” en favor del Grupo Mondragón y de lo que significa en Euskadi “como economía social y movimiento cooperativo”, y aseguró que su crisis actual “no deslegitima” el cooperativismo, sino que, por el contrario, el sistema solidario le ha permitido afrontar “mejor que otros” las dificultades.

Aseguró que la crisis de Fagor se debe a la competencia “feroz” en el sector de los electrodomésticos y a la caída de la construcción, pero que hay unidades “punteras, que funcionan extraordinariamente bien”, y el reto debe ser “orientar” bien la situación actual para “salvar lo que se pueda salvar”.

Sin embargo, no precisó cómo se puede hacer, y sí dejó claro que las ayudas públicas no pueden ir a un “saco sin fondo”, sino que deben vincularse siempre a un “plan de viabilidad”.