En representación del PSOE, Javier Moscoso destacó el "avance en el parlamentarismo" y la "profunda transformación" que supondrá el principio de subsidiariedad contemplado en el Tratado de Lisboa, que permitirá a los parlamentos nacionales intervenir en la legislación europea, contribuyendo a que la UE "se legitime" y los ciudadanos conozcan y se motiven en la construcción europea.

Además, aseguró que la proposición no de ley constituye una "clara hoja de ruta para salir de la crisis", pues apuesta por el empleo estable y de calidad, la política energética y las medidas contra cambio climático, y "tiene connotaciones claramente nacionales" por sus "implicaciones sobre la política doméstica".

Moscoso interpretó el consenso en esta proposición como la prueba de que, pese al desacuerdo en torno a la ley de economía sostenible y en la Conferencia de Presidentes de ayer, "hay más margen de acuerdo en algunos ámbitos de lo que algunos quieren reconocer"; en este sentido, la propuesta reconoce la necesidad tanto del gasto público como de su reducción "a medida que vayamos saliendo de la crisis".

Por parte del PP, Jorge Moragas se mostró dispuesto a dar al Gobierno "respaldo ante su gran responsabilidad", recordando que "aquí no se la juega Zapatero, se la juega España", que tiene la "posiblidad de dejar una huella en Europa" que heredarían los próximos gobiernos. Respecto a las prioridades y objetivos de la Presidencia, indicó que trascienden el semestre español y abarcarían tres presidencias como mínimo, pero destacó, no la apuesta por los apoyos fiscales a la economía, sino por su progresiva retirada para controlar el gasto. Además, instó al Gobierno a tener en cuenta los intereses de los agricultores españoles en el diseño de la PAC, recordando la última manifestación.

COPENHAGUE O DESLOCALIZACIÓN

En relación al cambio climático, Moragas precisó que, "si hay acuerdo en Copenhague habrá que desarrollar una política conjunta, pero si no habrá que tomar medidas contra la deslocalización de industrias", y sobre las relaciones internacionales, habló de "diferencias insalvables" que han motivado que Cuba no haya podido entrar en el acuerdo como prioridad.

De ello dedujo que, de ser aprobada la proposición, la Cámara estaría enmendando al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. "No se negocia la identidad de Europa, que está precisamente en sus valores", concluyó al respecto.

Desde CiU, Jordi Xuclá, defendió la proposición destacando la importancia de redefinir los ejes prioritarios en las infraestructuras, y profundizar en el carácter plurilinguístico del Estado también en las instituciones europeas, que señaló contó con la unanimidad de los cuatro grupos proponentes.

Por parte del último de ellos, el PNV, Josu Erkoreka destacó la importancia del momento, el del "primer y principal impulso al Tratado de Lisboa" y la lucha contra la crisis económica y el cambio climático. “El próximo 1 de enero será una fecha reseñable para todos los europeístas”, subrayó, "y este documento permitirá responder con acierto", con lo que juzga "un gran elenco de medidas".

Por el contrario, IU-ICV y ERC anunciaron su voto negativo a a la proposición. Según el portavoz de la primera, Joan Herrera, tiene el "vicio" de haber sido "firmada sólo por determinados grupos", pues "así se ha querido que sea"; la hipoteca el hecho de que considera "prioritario todo" y le falta, como a la propia UE, "radicalidad lúcida" para "liderar una salida solidaria a la crisis". Herrera señaló también la no mención al Sáhara, la "asignatura pendiente" de España y la UE.

Por su parte, el portavoz de ERC, Joan Ridao, criticó que la proposición llegue 15 días antes del inicio de la Presidencia europea e interpretó que, con ella, los grupos proponentes sólo "buscan legitimación parlamentaria". Además, censuró la "ausencia de las comunidades autónomas", a las que cree que se "debería otorgar visibilidad y participación en las instituciones europeas".

El BNG, por boca de Francisco Jorquera, lamentó un documento que "se nos da comido y servido al resto de los grupos" y criticó su "obsesión" por la estabilidad presupuestaria cuando aún no se ha salido de la crisis, pero anunció que se abstendría "para no interferir" en una tarea "tan importante" como la Presidencia de la UE.