Los hechos ocurrieron el 30 de agosto sobre las 16 horas, cuando el policía, de 32 años y natural de Ronda, se encontraba disfrutando de sus vacaciones estivales en la playa malagueña, cuya bandera amarilla indicaba que el mar se encontraba revuelto.

El agente vio cómo un hombre estaba intentando mantenerse a flote y ante el temor de que pudiera ahogarse o se lesionara por golpearse con las rocas que había cerca, se lanzó al agua nadando hasta donde se hallaba la víctima, que se encontraba semiinconsciente por los impactos contra los salientes rocosos. El policía lo cogió entonces del brazo, manteniendo su cabeza a flote y nadó hasta la orilla.

Una vez en tierra firme el agente comprobó que el bañista se quejaba de falta de movilidad en sus piernas y dolor en la espalda, por lo que el policía lo inmovilizó a la espera de asistencia sanitaria. Unos minutos después una ambulancia trasladó al hospital de Benalmádena a la víctima que sufrió, según el parte médico, fractura de la apófisis lateral izquierda en las vértebras L1, L3 y L.

El agente que actualmente está destinado en el servicio nocturno de radiopatrullas de la Comisaría de Torremolinos-Benalmádena de la Policía Nacional precisó asistencia médica por dolores en su hombro derecho.