La investigación comenzó a principios de agosto, cuando los agentes tuvieron conocimiento de una serie de robos con violencia e intimidación a taxistas de la ciudad de Valencia. Los crímenes compartían similares características: se iniciaban en la ciudad de Valencia, pero finalmente se consumaban en localidades limítrofes, algunas de ellas de demarcación de la Guardia Civil, por lo que los dos cuerpos policiales continuaron las investigaciones de forma conjunta.

Las pesquisas practicadas por ambos cuerpos policiales pusieron de manifiesto que tras los robos se encontrarían dos varones de nacionalidad española que perpetraban los hechos juntos. Aunque de manera muy básica, cada uno de ellos asumía durante la ejecución del robo un papel determinado.

Los investigadores también comprobaron que el modus operandi era siempre el mismo. En primer lugar solicitaban los servicios de un taxi en la ciudad de Valencia y pedían que les llevaran a poblaciones cercanas. Una vez llegaban al supuesto destino, bajo intimidación obligaban al conductor del taxi a que les condujera a lugares despoblados, como polígonos o zonas de huerta, donde tras mostrar un arma blanca -e incluso causar lesiones muy leves- se apoderaban de la recaudación y los efectos de valor de los taxistas.

Los agentes continuaron con el dispositivo conjunto y averiguaron la identidad de los sospechosos, dos hombres que residían en la localidad de Alginet (Valencia). Uno de ellos fue arrestado en las inmediaciones de su domicilio, como presunto autor de 5 robos con violencia e intimidación. Además descubrieron que su cómplice se había marchado a Málaga, donde habría cometido tres robos similares a taxistas en dos días. Tan solo un día más tarde era localizado y detenido en Málaga como presunto autor de 8 robos con violencia e intimidación.