El objetivo de la protesta es, según sus promotores, "señalar, una vez más, la corrupción de políticos, altas esferas de poder y élites financieras, así como el preocupante déficit democrático y la consiguiente pérdida de derechos de la inmensa mayoría de la sociedad".

En la convocatoria participan, según indican en una nota, "personas vinculadas a colectivos como Democracia Real Ya! Madrid, Asamblea de Vivienda de Madrid, Comisión de Difusión en Red, Asamblea Popular de Majadahonda, Asamblea Popular de Alcobendas y San Sebastián, Madrilonia, Patio Maravillas, enRed, Marea Blanca, grupos de trabajo surgidos en torno al 15M, mareas por la defensa de lo público y otras asambleas populares".

La convocatoria, nacida en las redes sociales y que se define como "independiente de partidos o sindicatos", está abierta a la adhesión de personas y colectivos (mareas, asociaciones vecinales, asambleas...).

CORRUPCIÓN Y FALTA DE ÉTICA

La protesta pretende "poner de manifiesto la gravedad de una situación endémica en el actual régimen político y económico, que vulnera sistemáticamente los principios elementales de la democracia mientras recorta derechos colectivos y prestaciones públicas. Paralelamente, van saliendo a la luz las conexiones evidentes entre las donaciones de empresas y concesiones públicas o decisiones políticas que les benefician".

Los convocantes indican que "la falta de ética de los poderes públicos ante el incumplimiento de sus compromisos y la utilización de su estatus en beneficio propio, sin que exista posibilidad de exigir responsabilidades ante esas actividades, está claramente conectada con una élite empresarial que los financia y con la que están en total connivencia. La solución debe pasar por la convergencia en un proceso verdaderamente democrático y transparente, donde los protagonistas no sean los poderes económicos, sino las personas y el respeto a los derechos humanos y a una vida digna".

Por ello, consideran que "no es suficiente con un cambio superficial o una nueva alternancia dentro del bipartidismo, totalmente insertado en las dinámicas de corrupción. La solución tampoco pasa por un gobierno de tecnócratas impuesto por el FMI, el Banco Mundial o la Comisión Europea. Es necesario un proceso constituyente con la participación de toda la sociedad para construir desde abajo un sistema democrático, con representantes políticos sometidos a un verdadero control y revocación ciudadana cuando incumplan sus compromisos; es la única salida para que los intereses partidistas no se sitúen por encima del bienestar de todas las personas".

Los convocantes invitan a los ciudadanos a "salir de nuevo a la calle para señalar a la mafia que nos gobierna, exigir su dimisión inmediata y la apertura de un proceso constituyente para reiniciar la democracia desde abajo".