La sentencia considera probado que en la madrugadadel 4 de abril de 1994, la condenada, en compañía de otras personas, localizó el automóvil del guardia civil en una calle de Bilbao e instaló bajo el asiento del conductor un artefacto explosivo.

Al ponerse en marcha el vehículo, se activó el mecanismo de detonación y la explosión causó la muerte al guardia civil, causó heridas de gravedad a la viandante Silvia González Chaves y provocó abundantes destrozos materiales en vehículos aparcados en la zona expansiva de la bomba.

En la época en la que ucedieron los hechos, la condenada formaba parte del "talde" denominado "San Ignacio", que trabajaba en colaboración con el "comando Vizcaya", cuyos integrantes le facilitaron el artefacto con el que perpetró el atentado.

La Audiencia condena a María Teresa Pedrosa a 28 años de prisión como responsable directa de un delito de atentado con el resultado de muerte y a otros 4 años por un delito de lesiones a la persona que resultó herida. También deberá abonar 15 millones de pesetas a los familiares del allecido y 900.000 pesetas a la persona herida.