En rueda de prensa, la presidenta de la Unión de Asociaciones Familiares (UNAF), Julia Pérez, destacó que casi 20 millones de mayores en Europa han sufrido, además, algún tipo de maltrato psicológico; otros 6 millones padecen abusos en el plano económico y financiero, y cerca de un millón son víctimas de violencia sexual. Según diversos estudios, entre el 5 y el 10% de la población europea mayor de 65 años sufre malos tratos, subrayó Pérez.

La dependencia económica, física y emocional de este colectivo; la falta de conocimiento sobre esta realidad por parte de las instituciones; la dificultad de las personas mayores a la hora de distinguir los malos tratos y hablar de ellos; la discriminación por razón de edad, y el aislamiento y la soledad en que viven algunos de ellos explican “la invisibilidad” de este fenómeno, agregó.

Además, subrayó, muchas veces los agresores son miembros de la propia familia (hijos, cónyuges...), a los que no se atreven a denunciar. También se producen agresiones por parte de los cuidadores y de las propias instituciones en que a veces se alojan los mayores, prosiguió Pérez, quien subrayó que el envejecimiento progresivo de la población y la cronicidad de los estados de dependencia “generan situaciones de estrés en las familias y aumentan el riesgo de malos tratos”.

LAS MUJERES, EL DOBLE DE MALTRATADAS

En su opinión, este proceso de envejecimiento resulta mucho más acusado entre las mujeres (suponen el 64% de los mayores de 80 años en España), que “tienen muchas más posibilidades de sufrir malos tratos que los hombres”.

Las estadísticas españolas indican que, aunque el porcentaje de negligencias en el cuidado es algo mayor entre los varones ancianos, ellas sufren el doble de malos tratos físicos, el triple de abusos psicológicos y hasta cuatro veces más maltrato económico.

Así se desprende del estudio de diagnóstico del citado proyecto Dafne, que ha querido centrar el foco en la realidad de este colectivo “doblemente discriminado”. En él han colaborado asociaciones, voluntarios e instituciones de Francia, Italia, Bulgaria, Portugal y España.

“La asunción de los roles tradicionales, la dificultad a la hora de reconocer los malos tratos, la extrema dependencia económica (muchas mujeres mayores no han trabajado nunca fuera de casa), el freno que a veces imponen las familias, la desinformación y sus mayores limitaciones en la autonomía personal (el 73,4% de los beneficiarios de la Ley de Dependencia son mujeres) son algunas de las causas que explican esta vulnerabilidad", dijo.

A ello hay que sumar la violencia de género, indicó la presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas (FMP), Yolanda Besteiro. De hecho, del total de mujeres mayores atendidas en su asociación, el 81% eran víctimas de la violencia de género, un 12% había sufrido malos tratos a manos de algún otro familiar y el resto fue agredido por terceras personas. Un 38% estaban casadas y el 32%, divorciadas, aunque el 50% seguía conviviendo con su agresor.

Además, solo el 19% habían presentado denuncia alguna vez, destacó Besteiro, quien resaltó como las denuncias entre mujeres de más de 60 años “son muy escasas”.

De ahí la necesidad de diseñar intervenciones específicas para este colectivo y de ofrecer formación especializada a los agentes sociales, otros dos objetivos que el proyecto Dafne ha trabajado con las casi 50 organizaciones colaboradoras en España.