El arrestado se hacía pasar por estudiante y actuaba a cualquier hora del día y en cualquier lugar de los campus, incluidos los despachos del profesorado.

En la mayoría de los casos se apoderaba de ordenadores portátiles que ocultaba en fundas vacías que ya llevaba preparadas.

La investigación comenzó en el mes de noviembre del año pasado a raíz de varias denuncias interpuestas por universitarios en diferentes comisarías de la capital. Las víctimas comunicaban la sustracción de efectos electrónicos, principalmente ordenadores portátiles, tablets, cámaras fotográficas o teléfonos móviles.

Los hurtos eran cometidos a cualquier hora del día dentro del campus, tanto en zonas comunes, cafeterías o bibliotecas de las diferentes facultades como en áreas menos transitadas, como en los rectorados o los despachos de los profesores.

Durante la investigación, los agentes comprobaron que el arrestado utilizaba diferentes caracterizaciones para no ser reconocido ni levantar ningún tipo de sospecha por parte de sus víctimas. Solía llevar varias fundas de ordenadores vacías para introducir los sustraídos y pasar completamente desapercibido.

Además del valor económico de lo sustraído, causaban un segundo perjuicio a las víctimas, apoderándose de contenidos almacenados (material didáctico, trabajos, proyectos, tesis o doctorados), además de datos de carácter privado.

A mediados del presente mes, y gracias al reconocimiento de varias de las víctimas, se pudo identificar al presunto autor de los robos. Días después fue localizado y se procedió a su detención en las inmediaciones de su domicilio.