La entrevista de Aznar de anoche en la que reclamaba al Ejecutivo que baje de inmediato los impuestos y criticaba la falta de discurso político ha causado bastante desconcierto en las filas populares, donde no se esperaba que el presidente de honor del PP lanzara en estos momentos un torpedo de semejantes características contra Rajoy.

Nadie del partido se tomó en serio que dejara la puerta abierta a regresar a la política activa, sobre todo porque carece de apoyos en la actual dirección del partido. En el último congreso que el PP celebró en Sevilla en febrero de 2012, Rajoy conformó un Comité Ejecutivo hecho prácticamente a su medida, sin más voces discrepantes que Esperanza Aguirre.

Lo que peor ha sentado en su propio partido es que Aznar denunciara que los recortes están perjudicando especialmente a las clases medias y que exigiera una inmediata bajada de impuestos, al estilo de la que él llevó a cabo en su primera legislatura.

Un portavoz del PP que ocupó puestos de responsabilidad con Aznar recordó que aquel Gobierno tardó "dos años" en aprobar una bajada de impuestos y no se aplicó hasta el tercer año, al estilo de lo que Rajoy tenía pensando hacer en 2014 y que por las circunstancias económicas ha retrasaso a 2015.

DISTINTA HERENCIA

Aquel Ejecutivo heredó una "mala situación" que el PSOE había empezado a corregir en sus últimos meses con Pedro Solbes como ministro, mientras que Rajoy ha recibido un país "en quiebra" por la gestión de Zapatero durante casi cuatro años.

La similitud "no existe" entre ambos casos porque la mayor corrección económica en la década de los 90 la puso en marcha Felipe González y no Aznar "con varias devaluaciones de la peseta", mientras que Rajoy ha tenido que aplicar una dura reforma laboral y un tijeretazo del gasto público para lograr una mejora semejante de la competitividad.

Además, el Gobierno de Rajoy "no puede" vender empresas públicas, como hizo Aznar al llegar a La Moncloa en 1996, para obtener ingresos que compensen una posible bajada de impuestos.

En el entorno de la dirección nacional del PP se critica especialmente que Aznar arremeta duramente contra el Gobierno de Rajoy en un gesto claro de "deslealtad" que él "nunca habría permitido" bajo su mandato, ya que cesaba y condenaba al ostracismo a quien disintiera de la línea oficial.

REBELIÓN INTERNA

Las fuentes consultadas aseguraron a Servimedia que el mayor peligro de las palabras del expresidente del Gobierno y presidente de honor del PP es que se dirigen "directamente a las bases del partido" y puede provocar un levantamiento interno en estos momentos tan delicados para el país y para la propia formación.

Admitieron que existe un caldo de cultivo suficiente para que los reproches de Aznar generen un levantamiento dentro del propio partido contra el liderazgo de Rajoy, aunque también hay quienes lo ven como una polémica engrandecida "desde los medios de comunicación" que se olvidará en "dos o tres días".

Hay quien considera incluso que la entrevista de Aznar puede tener algo positivo para el Gobierno porque automáticamente coloca a Rajoy en el "centro político", entre las tesis de izquierda del PSOE y la derecha más conservadora que representan personas como Aznar y Aguirre.

En tal caso, aseguró a Servimedia un veterano diputado, el expresidente del Gobierno puede atraer ahora a muchos de los votantes y militantes del PP que se sienten defraudados con la política de Rajoy y dentro de un par de años "reconducir y reverter" a toda esa gente hacia las tesis oficiales del partido, de manera que se evite una fuga hacia otras formaciones como UPyD.