Pillay, que respetó el resultado del referéndum, afirmó que esta decisión coloca a Suiza en colisión con el derecho internacional porque puede fomentar las "tácticas alarmistas" y contra los inmigrantes que han caracterizado las campañas políticas de varios países, entre ellos Suiza.

"La política basada en la xenofobia y la intolerancia es muy inquietante", subrayó la Alta Comisionada, que añadió que la prohibición de los alminares (torres que se construyen en las mezquitas y desde las cuales se llama a los musulmanes a orar) equivale a la estigmatización de una población sobre la base de su religión o credo.