Así lo pone de manifiesto un informe publicado este lunes por Unicef que, no obstante, acredita que se han conseguido avances muy importantes en los últimos años.

Según este trabajo, alrededor de 165 millones de menores de 5 años padecen desnutrición crónica, que además de baja estatura provoca retraso en el desarrollo cerebral y puede mermar la capacidad cognitiva de los pequeños.

"Es la cara más dolorosa de la pobreza”, señala Unicef, pues “el daño que la desnutrición produce al cuerpo de un niño en formación y a su cerebro resulta irreversible”.

“Reduce el rendimiento en la escuela y en sus ingresos laborales en el futuro”, y supone “una injusticia que a menudo se transmite de generación en generación”, agrega.

Además, prosigue, “limita el crecimiento de los estados”, y por su culpa estos niños tienen más posibilidades de morir “por enfermedades infecciosas”. De hecho, el 80% de los menores malnutridos del mundo se concentra en 17 países (65 millones de ellos viven en India).

Unicef subraya, sin embargo, que se ha avanzado en la lucha contra esta lacra y propone como estrategia centrar los esfuerzos en la alimentación de las mujeres embarazadas y lactantes y durante los dos primeros años de vida del niño.

El informe recoge por último casos de programas exitosos en Etiopía, Haití, India, Nepal, Perú, Ruanda, República Democrática del Congo, Sri Lanka, Kirguistán, República Unida de Tanzania y Vietnam.